Un Milan indomable recupera un partido contra el Parma que se le había complicado luego de estar ganándolo por casi todo el primer tiempo. Un centro de Vittorio Squittieri a los 15’ del primer tiempo permite un impecable cabezazo de Esteban que Rubio rechaza como puede. Balón a los pies de Sánchez que no perdona con fuerte tiro cruzado. Un milagro de Choclo Figliulo impide el empate al Parma pero otro no menos milagro de Rubio niega al Milan el redondeo. Sin embargo el milagro llegaría para Parma de los botines de Gerson Díaz que al 39’ ejecuta un media chalaca imposible con Ciarcia encima que lo acosaba. Gol de antología y todavía estamos aplaudiendo. En la complementaria el Milan siente que le robaron la cartera y el Parma se comporta como quien sabe que es solo cuestión de tiempo y el partido es suyo. Esta creencia se hace certeza cuando un increíble error de rechazo del portero milanista pone en los pies de Gerson la segunda anotación. Ahora todo parece imposible de lograr para los rojinegros (hoy de blanco) y en efecto el partido prosigue con mas deseos que hechos hasta faltando  7 minutos cuando aparece el mesías y su nombre es Chiqui (Antonio Armada). Con un uno-dos espectacular marca dos goles y envía el Milan al cielo y el Parma, si fuese beisbol, escribiríamos. Los dejaron en el terreno. Tal vez el cansancio de algunos seleccionados del Parma que jugaron ayer, tal vez un poco de autosuficiencia, el caso es que el Milan sale ganador de un partido dificilísimo, a base de pundonor y testarudez, pero sobre todo con gran futbol y extraordinaria puntería.