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Ayala intenta abrir paso entre la atenta defensa gallega. |
La Infantil A logra empatar heroicamente un juego que iba perdiendo por dos a
cero sin embargo un arbitraje escandaloso se las arregla para que al final salgamos perdedores de un encuentro que nunca merecimos
perder. Un rosario de cuatro amarillas extraídas en forma intimidatoria, una roja (esta sí justificada por falta de último
hombre) y ninguna para el adversario, hizo que el nerviosismo campeara en la cancha y con un adversario calificado como el
Galicia no se puede conceder tantas ventajas. Decíamos en el titulo que tenemos que revisar nuestra relación con el mundo
arbitral y lo reafirmamos pues es evidente que algo está fallando en ese aspecto. Nadie duda de los errores que un árbitro
pueda cometer durante un encuentro, sabemos que como humanos que son van a fallar una, dos o varias veces en un partido, sin
embargo si nosotros, ante cada error arbitral, respondemos con una actitud grosera, reclamona, llorona y maleducada, aquellos,
lejos de querer compensarnos en la próxima, van a querer volver a perjudicarnos por el comportamiento mostrado. Por otra parte
¿desde cuándo no tenemos un acercamiento de cortesía con los árbitros? ¿Qué le ofrecemos cuando nos visitan? ¿Refrigerio y
comodidad? ¿O solo los improperios de algún padre descerebrado desde la tribuna? Revisemos y corrijamos nuestra relación con
los árbitros y en el futuro nunca se atreverán a permitir una infausta tarde como esta de Valle Fresco.
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